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Los gobiernos de Bolivia e Irán intercambiaron ideas y experiencias con miras a la explotación y la industrialización de tierras raras de uso tecnológico en el país por medio de inversiones, cooperación científica y capacitación, informó el viceministro de Minerales Tecnológicos y Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico, Ismael Charly Rodríguez Marza.
En conferencia de prensa, la autoridad gubernamental explicó que el comienzo del diálogo se dio el 13 de marzo en una reunión realizada en las instalaciones del Servicio Geológico Minero (Sergeomin) con el viceministro de Comercio Exterior e Integración, Huáscar Ajata, el embajador de Irán en Bolivia, Bahram Sharabeddin, y varios empresarios mineros.
“La propuesta del intercambio de ideas, en base a tres ejes fundamentales. Primero, cooperación científica e investigación de forma conjunta, puede ser física o virtual; segundo, cooperación técnica específica que podría constituirse en un intercambio de prestación de servicios; y tercero, la participación de empresas iranís en proyectos con inversión conjunta”, detalló.
El Viceministro explicó que en el territorio boliviano se cuenta con dos proyectos en curso sobre exploración y explotación de tierras raras.
Según Rodríguez, el primero se encuentra en la serranía de Palca del municipio de Independencia de la provincia Ayopaya del departamento de Cochabamba, que tiene una superficie de 16.000 hectáreas, aproximadamente.
El segundo, agregó, se halla en el cerro Manomó del municipio de San Ignacio de Velasco del departamento de Santa Cruz, donde se cuenta con un aproximado de 12.500 hectáreas.
La autoridad estatal mencionó que el país cuenta con una variedad de tierras raras, entre ellas el lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio y terbio, entre otros, que se emplean en la generación de tecnología en medicina.
Las tierras raras es el nombre común de 17 elementos químicos, como el escandio, el itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos.
Sus propiedades físico químicas son únicas y las convierten en componentes necesarios de productos de consumo de alta tecnología: teléfonos móviles, discos duros, vehículos eléctricos e híbridos y monitores, entre otros.
El gadolinio y el terbio, por otro lado, se emplean en las células fotovoltaicas. El lantano y el neodimio se destinan a baterías para automóviles eléctricos. Los focos LED suelen contener europio y cerio para la generación de luz de alta calidad y eficiencia.